ESCUPE O TE MATO, TENÍA 23 AÑOS. ERA SACERDOTE DIOCESANO
Aunque es un pueblo de interior, cuenta con algunas de las playas y calas más bonitas de Menorca en su término municipal y además, ha sido una potencia manufacturera de bisutería y calzado, actividad que a día de hoy sigue siendo importante en la economía del municipio.Con apenas 6.000 habitantes, Ferreries reúne en sus callejones y sus pequeñas plazas ese encanto menorquín que ha atraído desde hace décadas a millones de visitantes a la isla. Un lugar tranquilo, lleno de encanto y en medio de la naturaleza para una experiencia inolvidable.
Era don José María Castell Camps, a quien le hicieron subir al piso. Estaba pálido y turbado, pero resignado. Siguió la discusión: el padre Castell afirmaba que conocía a don Pablo, pero no sabía si era estudiante o sacerdote. Además, si debía declarar, sólo lo haría ante el Comité.Según testimonio de la señora Obiols Viñoles, en un momento del altercado que se originó entre los mismos milicianos, «don José María pidió a don Pablo que le diera la absolución»Y se fue con sus verdugos. Aquella misma noche —del martes 28 al miércoles 29— lo sacrificaron.
José Caselles Moncho,
Salesiano presbítero
Nació en Benidolcig, provincia de Alicante y diócesis de Valencia, el 8 de agosto de 1907. Alumno de los salesianos de la capital valenciana, José hizo la profesión religiosa en 1927 y, después de cursar cuatro años de teología en Madrid-Carabanchel, fue ordenado sacerdote el 21 de mayo de 1936. Celebró su primera misa solemne el 11 de junio en la iglesia parroquial de San Antonio Abad, de Valencia, aneja, como sabemos, al colegio salesiano.
Envuelto en estos fervores sacerdotales, José tuvo que afrontar la difícil coyuntura de la revolución de julio. Se hallaba entonces adscrito a la comunidad del Tibidabo, con el fin de colaborar en los quehaceres ordinarios del período estival.El lunes 27 de julio, ya tenía en regla los papeles de los muchachos que aún debían partir en dirección a sus pueblos de origen. Acompañando a tres de ellos —que eran de la provincia de Tarragona— bajó a la Ciudad Condal. Eran las siete de la tarde y el tren, en el cual debían viajar los cuatro salía a las diez. Dejó, por unos instantes, a los chicos en la portería del inmueble donde vivía doña Dolores Obiols Viñoles, tía de los salesianos Tomás, Pablo y Luis Baraut Obiols. Y subió a saludar a la señora y a don Pablo.
HOSPITAL CLÍNICO DE BARCELONA.
Fue el momento preciso en que pasó una patrulla de milicianos, quienes detuvieron a los chavales. «Enterado del incidente —atestigua don Pablo Baraut—, Caselles no quiso abandonarlos, a pesar de que nosotros le advertíamos del peligro en que se metía. Bajó de nuevo a la calle y siguió al grupo, siendo arrestado por los mismos milicianos que habían detenido a los chicos». Eran ya, más o menos, las diez y media de la noche. Los milicianos iban armados y el padre Caselles no opuso resistencia alguna. Su cadáver ingresó en el Hospital Clínico de Barcelona ese mismo día, a las 24 horas.
Hizo bien la señora Obiols Vínoles al insistir, durante el proceso canónico, en la conciencia que tenía el salesiano en aquel momento: «Que aquellos muchachos estaban bajo su responsabilidad y que debía cuidarlos». Y estaba convencida de que los verdugos asesinaban a los sacerdotes y religiosos «única y exclusivamente» por serlo, ya que les había oído decir frases como ésta: «Tenemos que matar a todos los curas; no debe quedar ni uno». Según ella —maestra nacional— «hasta los niños decían esto, quienes, a su vez, lo oían en sus casas».
PRESIDENTE DE ACCIÓN. CATÓLICA DE MAHÓN
Entre los “seglares de Menorca inmolados principalmente por su marcada significación religiosa” destacan, según esa información, Gerardo Conforto Thomás, “presidente de la Juventud de Acción Católica de Mahón, fusilado en la fortaleza de la Mola el día 3 de agosto de 1936”; José Anglada Marqués, odontólogo de Ciudadela, “presidente de la Unión Diocesana de Acción Católica y celoso e incansable propagandista”, asesinado en la carretera de Ferreries el 13 de agosto; Mateo Segui Carreras, farmacéutico de Mahón fusilado el 18 de noviembre en Cala-Figuera; y Antonio Carreras Pons, joyero de Mahón, asesinado el 19 de noviembre en Villa-Carlos.
PEDRO MARQUÉS BARBER TORTURÓ Y ASESINÓ